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■ Tierra baldía
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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2007-02-23 | | No había pasado más de un minuto cuando ella dijo: -¡No! –Como a los tres minutos, tiempo más o menos estimativo, él insistió: -Mira, no lo tomes tan a la tremenda, es por unos días. Si queres firmo lo que te parezca. Ella seguía sentada frente a él, su mirada parecía traspasarlo, parecía más bien, que veía más allá, casi te diría hasta por la ventana. Él también seguía frente a ella, con su mano izquierda, con el codo apoyado, en un papel o algo así, daba la impresión de garabatear un dibujo, o números, cifras interminables, o un poema. Si, un poema queda mejor. Con la otra, la derecha, jugaba con una cucharita a revolver el café o lo que quedaba de él en el posillo, hacía un buen rato que se lo habían servido. También le dejaron un vaso con soda, uno de esos vasos largos, o altos, como te parezca mejor, de esos medios ovoide, estilizado, de bastante buen vidrio. Y lo curioso, es que al ver a través de él, porque era totalmente trasparente, podías ver algo deforme, lógicamente, la imagen de ella, pero se distinguía con claridad el color naranja del jugo que estaba tomando y su pelo rubio, como así también parte de la mesa. Un silencio poco prolongado se lanzó en la tensa atmósfera que había entre los dos, pero el mozo a los cuatro minutos pasó por el medio y lo cortó. Ahí no más, en cuestión de segundos, como quién no quiere la cosa, bajando un poco la mirada, ella dijo: -Qué lo parió, esta pintura de uñas que compré no me gusta para nada. –Minutos más, minutos menos el se manifestó: - Y este pelotudo qué se entromete, no se dará cuenta, o qué le pasa... –Sus ojos seguían clavados. Casi al mismo instante, ella se percato que la miraba fijo y exclamó: ¿Qué carajo me estás mirando! –Ofuscada llamó al mozo que ahí no más estaba, pagó su cuenta y se marchó dejando la mesa vacía. Él siguió en su mesa, la de enfrente, garabateando, revolviendo todavía el café, sin darse cuenta que ella se había ido, aún pensando en el dinero que le pediría a su hermano y al socio de él, hablando imaginariamente la supuesta conversación. Por ahí le pareció escuchar algo así como: carajo, pero lo ignoró.
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