El trabajo de los últimos 25 años del fotógrafo chileno Luis Navarro

UN LIBRO MUESTRA IMÁGENES DE DERECHOS HUMANOS, ESCENA TEATRAL, MUNDO URBANO Y VIDA GITANA


El libro titulado «Luis Navarro La potencia de la memoria» se enmarca dentro de la colección Imaginarios del Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su autor, Gonzalo Leiva, profesor del mencionado instituto, escribe que muy pocos saben que el trabajo de Luis Navarro es fundacional y eje para la nueva fotografía chilena.

A su juicio, el trabajo anónimo que construyó sobre la memoria visual tiene hoy en día un sello de epopeya. Relata que al momento en que empezaron las acusaciones de desaparición de personas, la Vicaría de la Solidaridad recogió diversos antecedentes para hacer las denuncias judiciales y a Navarro se le encargó empezar a reproducir las fotografías y fotos carné que traían los familiares de los desaparecidos. Con ello se construyó un archivo fotográfico y el propósito de éste «es un intento de recuperación de la función moral original que se adjudicaba a la fotografía en el siglo XIX. Diacrónicamente hablando, el poder convocado por la fotografía, que en un inicial momento, en 1842, con el primer estudio de daguerrotipo instalado en Chile pretendía mostrar la exactitud del retratado, pasará, un poco más de un siglo después a formar parte de una práctica de reconstitución de rostros de desaparecidos».

El archivo que Luis Navarro formó, junto a otros fotógrafos, corresponde al Archivo de Derechos Humanos de la Vicaría de la Solidaridad que contiene todas las fotografías de los presos, torturados y detenidos desaparecidos en Chile, y que hoy forma parte de la Memoria del Mundo, según disposición oficial de la UNESCO, firmada el 15 de octubre de 2003.

La publicación se divide en cinco capítulos. En el primero «De Retratos y Dolor» las imágenes son elocuentes para señalar los primeros lugares donde hubo hallazgos de osamentas. Además se encuentran fotografías, finamente irónicas, sobre las relaciones cívico-militares y la conquista de la democracia.

El segundo capítulo, «Alma Gitana», corresponde a un trabajo realizado entre 1981 y 1983 en que el fotógrafo se adentra en la intimidad del hogar gitano y muestra su cotidianidad, oficios, ritos y prácticas. La tercera parte está dedicada al teatro y muestra su trabajo en la Estación Mapocho; la cartelera chilena de los últimos quince años está presente.

El cuarto capítulo, «Poética Autoral», evidencia imágenes de diversas partes y contextos. Son aquellas «resguardadas muchas veces de las miradas, ocultas en la trastienda para placer de su productor y de los suyos. Es un trabajo de interiorismo, de espacios en general restringidos con poca apertura y profundidad de campo», señala Leiva. En el último capítulo, «Estética Fotográfica», Gonzalo Leiva explica los cuatro componentes de la trama estética del fotógrafo: la evocación, el laberinto, el desocultamiento y la persistencia.


Ana María González Lorenzo, periodista.
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