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Xesús Vázquez: Noche y Niebla
artículo [ Artes ]
10 de marzo al 4 de abril. Galería Siboney, Santander.

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por [NMP ]

2006-03-20  |     | 



"Debieran existir tratados sobre la irrepresentabilidad, sobre qué nos puede hacer necesario, imperioso, el anhelo de ir más allá de la realidad y la noción de sus fronteras; también, sobre cómo, intento tras intento, determinadas situaciones, procesos o sentimientos se escurren de entre las manos como mercurio cuando tratamos de dar cuenta de ellos. Por ello, el tratadista aportaría consejos que pusieran en guardia sobre lo de sobra sabido y pocas veces evitado: por ejemplo, que si se muestra al monstruo en exceso, o, a veces, simplemente si se muestra, el terror que se pretende crear deviene parodia. Dicho de otra manera: el misterio al que se intenta acceder mediante su representación, entra en conflicto con esta irremediablemente, y ella misma es quien lo aleja o destruye, de tal modo que sólo la elipsis o la figura retórica pueden dejar rastros de su presencia.
Los más sabios intentos de mostrar el horror de los campos de exterminio nazis o el proceso que a ellos condujo –pienso en las recientes El pianista, de Polanski o La lista de Schindler, de Spielberg–, ponen en evidencia, como lo subraya Primo Levi, que gran parte de la tortura soportada, sea el hambre, el frío, el dolor por la separación de los seres queridos, sea la degradación en aras de la supervivencia, se escapa de los límites de lo expresable, de lo representable.
El comandante Amon Goetz hubiera podido salir en camiseta a disparar al azar a los habitantes de su lager pocos días del año. Spielberg elude sabiamente el terrible invierno polaco para esta secuencia de su película. Pero ambos cineastas no resisten la tentación de intentar enseñarnos la tragedia de la selección y transporte de seres humanos para su asesinato. Eso que, tras la conferencia de Wansee, se designó “deportaciones al Este”.
Que el acto sagrado de nombrar admita tales eufemismos arroja una luz negra sobre nuestras posibilidades de convivencia y entendimiento. Sobre nuestra humanidad. Que el lenguaje se emplee como niebla o truco de magia, destruye su entidad como transmisor y fábrica de significados. Su uso como cal para el pozo ahíto de cadáveres, lo convierte en vacía perversión. La banalidad del mal descrita por Hanna Arendt se sustenta, en el fondo, en el desprecio a la verdad inscrito en la manipulación del lenguaje.


La flexibilidad del lenguaje nos permite postular en falso “la nieve es negra”.
Podría pintarse un cuadro en el que estuviera escrita la misma frase, con las letras de la palabra “nieve” en negro, y las de la palabra “negra”, en blanco. La pintura es también muy flexible. En este caso, doblemente flexible.
Paul Celan escribió en su Todesfuge (Fuga de muerte):

“Leche negra del alba la bebemos al atardecer...”

Para la poesía, “leche negra”, otro aserto falso, es el precipitado de una mezcla saturada de insania en el que está inscrita la verdad del sufrimiento que el eufemismo diabólico de las “deportaciones al Este” –más toda la burocracia y aparatos de poder del nacionalsocialismo, a los que tal construcción podría servir de anagrama– pretendía tapar.



Xesús Vázquez. Lager XLIX. Acrílico sobre lienzo. 100 x 100. 2004 Ref.: XV0044


El verano de 1976 Sebastian Matta-Clark (Batan), hermano gemelo de Gordon, se suicidó lanzándose por la ventana del estudio de éste.
En junio de 1977, durante todos los días que duró su exposición en la galería Ivon Lambert de París, Gordon Matta-Clark (1943- 1978) realizó la obra Descending steps for Batan, consistente en la excavación de un pozo escalonado en el suelo de la sala. Aunque interesado en el desvelamiento de subsuelos, tal como se desprende de sus películas Substrait (1976) o Sous-Sols de Paris (1977), en la obra dedicada a su hermano, aparte su tono litúrgico, existe una sustancia especialmente espesa, oscura, compuesta de dolor y ansiedad desesperada.
En el polo contrario a la ansiedad por la pérdida está el de la ansiedad por la búsqueda, que es la que parece impregnar el instinto de algunos perros dachshund cuando, tras sospechar el rastro de un topo, comienzan a cavar en la tierra, enloquecidos, con patas y hocico.
Excavar para encontrar explicaciones o más coherentes narraciones de uno mismo frente a lo que nos conmociona, a lo que nos coloca en un escenario desconocido.
Excavar hacia la oscuridad es también abrir nuevas troneras a la luz.
El rastreo y la excavación –y a veces el enloquecimiento– forman parte del equipaje del artista en no menor medida que la búsqueda fanática de la excelencia.


Tapar. Excavar.
En la tremenda Pietá que Tiziano dejó inacabada, el rosado del manto que envuelve al personaje arrodillado a la derecha, un autorretrato que se ha interpretado como San Jerónimo, José de Arimatea o Job, está elaborado por la superposición de más de quince capas de color, encima, como es normal en su pintura, de otra tanda de capas que construyen los medios tonos, y bajo estas, más capas con el color de la carne, y bajo estas, las grises de la arquitectura que aparece en el cuadro.
El tapar de la pintura como pozo en negativo.

“Cavamos una fosa en los aires allí no hay estrechez”, escribe Celan


No parece existir empatía que permita hacerse cargo del sufrimiento ajeno. No se puede sentir su dolor y, por tanto, no tiene sentido, no se puede mostrar, representar. Nuestro propio dolor sólo tiene sentido cuando lo padecemos. Tras sufrirlo pierde su entidad, es innombrable y sólo podemos referirnos a él mediante tautologías.
Sabemos, sin embargo, con toda certeza, que el dolor de los otros es también nuestro.
El via crucis o los misterios dolorosos del rosario son los rituales de repetición y anamnesis que la religión católica utiliza para que los fieles “sientan” el sufrimiento de quien cargó con el mal de la humanidad. Pero lo que se induce a sentir es el dolor personal por la culpa propia.
Ni la Pietá de Tiziano ni la Crucifixión de Grünewald aspiran a conmover por el dolor ajeno, sino a contemplar nuestra indignidad.



Xesús Vázquez. Lager LXII. Acrílico sobre lienzo. 100 x 100. 2005 Ref.: XV0048


Theresienstadt, Noche y Niebla, Kaunas, Shoah, Birkenau, Lager, Stutthof... títulos de estas obras, son estaciones de un via crucis, y misterios dolorosos. Para que el olvido no prevalezca, ni los eufemismos pinten cuadros de historia.


Irrepresentar es la labor del artista aunque se convenga que todo arte es tanto representación como aparición de lo no visto en tanto que desplazamiento del significado del acto de representar.
Hay que permitirse la licencia de la palabra irrepresentar, pues a lo largo del recorrido de fabricar eso no visto que es la obra, van apareciendo multitud de posibilidades o versiones que sólo cuajan por un acto de voluntad que simula la epifanía: la obra acabada como un corte en un proceso continuo de revelado, cuya modesta tendencia es el camino de escape a la no articulación, a la nada.
No extraviarse entre la maraña de apariciones tanto reales como imaginadas que se van formando en el proceso de trabajo, así como resistir la tentación del abandono y la parálisis, requieren buenos mapas.
Para Schopenhauer, referido a la escritura, esos mapas describen el territorio de la decencia. La indecencia son los libros escritos sin ideas propias; o sin meditar y pulir las propias ideas; o escritos sin tener, previamente, una idea. Indecentes son pues, diríamos –dice él–, la mayoría.
Para Stravinsky, tal cartografía, constituye un dogma. El que el artista elige para conducirse por un camino de entre los infinitos que la libertad le presenta.



Xesús Vázquez. Lager LXVII. Acrílico sobre lienzo. 120 x 100. 2005 Ref.: XV0049


F. canta con una voz limpia y sabia. Su oído es certero y entona con precisión. Oirla es paladear cada matiz de inspiración y sentimiento puestos en la composición de música y letra. Un aire jugoso de olor a mar envuelve las notas. Y baila como nada el pez en el agua.
Es decir, tiene la coherencia luminosa entre mente, cuerpo y expresión, que todo artista quisiera como herramienta y substancia de sus obras.


Cuando se habla de Arte, referirse a fronteras supone un mundo conocido o establecido. Sería el de lo ya hecho y podría describirse mediante la alusión a un catálogo de lo existente, sea de todo lo ya pintado, sea del listado de temas, es decir, el mundo cartografiado por la historia del arte en el más amplio sentido.
Hablar de fronteras es también considerar hasta qué límites le es dado llegar al arte, o tratar de establecer, bizantinamente y por enésima vez, qué es arte. O desmenuzar la idea heideggeriana “Arte es lo que se instala”.
Mas conviene recordar, en estos tiempos de prácticas artísticas tecnosociopolíticofilosóficas, que el trabajo artístico no se hace desde la historia del arte ni desde la teoría, sino que, cada vez, la obra las inaugura, aunque sólo sea porque reconfigura un territorio y sus bordes.
Y también, que este cuadro o aquella escultura son tratados sobre la irrepresentabilidad.
La contradicción en los términos de la obra de arte como vector que tiende a representar lo irrepresentable, es que su tema de fondo, subterráneo, es, precisamente, un pozo sin fondo en el que el deseo clama por su fantasmático objeto.


Hay dos ejemplos que podrían considerarse alusiones a la representación literal del fantasma de la fantasmagoría llamada arte.
Para la portada del catálogo de su exposición en la galería parisina de Jacques Bonjean, en 1934, Salvador Dalí pintó una calavera. Con semen.
En 1946 Marcel Duchamp “pinta” Paysage fautif (Paisaje culpable), una de las obras originales contenida en la serie de lujo de las Boîte en valise. La pieza era una tela encerada ocupada únicamente por una mancha informe: en 1989 se comprobó que estaba compuesta de semen humano."


Otto Pffeifer

***

También se puede consultar este artículo en el sitio de la : Galería Siboney, Santander. con más fotografías de la exposición.

Agradecemos a los señores Otto Pffeifer y Xesús Vázquez por la autorización de reproducir este artículo y las fotografías.

***

Xesús Vázquez: Noche y Niebla
10 de marzo al 4 de abril.
Galería Siboney, Santander.


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