Un crítico literario comenta las anécdotas del Nobel colombiano antes de publicar sus obras, aduciendo que son parte de una estrategia de marketing para aumentar las ventas.

"Me ganó el amor más que cualquier otra apuesta", confesó en 1985 el colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, para justificar el incumplimiento de su promesa: después del golpe militar contra el presidente chileno Salvador Allende, el escritor había jurado que no volvería a publicar hasta que cayera el dictador chileno Augusto Pinochet.

La promesa causó en su momento un profundo desconcierto entre sus lectores, que esperaban ansiosos su nueva novela, pero esa explosiva declaración se convirtió, al mismo tiempo, en una magnífica estrategia publicitaria que fructificó cuando apareció 'El amor en los tiempos del cólera', asegura el periodista y crítico literario Jorge Consuegra.

"Es parte de la dinámica para poder vender", sostuvo el crítico al comentar la estrategia seguida por el Nobel de Literatura 1982 para dar notoriedad a sus obras.

Consuegra citó en particular una anécdota de García Márquez que precedió a la publicación de su obra cumbre, 'Cien años de soledad' (1967). Consuegra recuerda como el escritor contó que para enviar a la editorial de Buenos Aires el original tuvo que empeñar lo último que le quedaba: una plancha.

"Los lectores del mundo se creyeron la historia, a pesar de que era imposible antes, y menos ahora, enviar un gran paquete de más de 300 páginas por el valor de una plancha empeñada", señaló el director de la revista cultural Libros y Letras.

García Márquez también hizo gala de sus dotes de buen vendedor con motivo de la publicación de 'Crónica de una muerte anunciada' (1982). En esa ocasión, el laureado escritor aseguró que los originales de la obra se los habían robado en el avión que los traía de México a Bogotá, provocando un gran revuelo que contribuyó a duplicar las ventas, evocó Consuegra.

El crítico señaló además que en 'Vivir para contarla' -las memorias de García Márquez, publicadas en octubre de 2002- hay por lo menos 118 errores, principalmente históricos, que a su juicio fueron introducidos intencionalmente para estimular la discusión en torno a la obra.

Al margen de estas historias y anécdotas de marketing, García Márquez, a quien su amigo el líder cubano Fidel Castro elogia por sus "deslumbrantes exageraciones", parece estar a sus 77 años más allá del bien y del mal, merced al talento, el prestigio y la fama que hacen que sus obras se vendan prácticamente solas.

7 de mayo de 2004, (AFP).