La fría Bogotá fue el epicentro de una adolescencia
que entre limitaciones espartanas;
hizo florecer la Tercera Resignación
en el suplemento del periódico dominical;
y más tarde el bogotazo le imprime huellas
a lo que después sería su vida literaria.
El dilema de los triángulos que parecen polígonos y viceversa
se resuelve en los límites del realismo mágico,
cartografía dispuesta a retar los timones de la realidad
desafiando al árbitro que dirige lances solitarios;
los hexámetros de Homero quedan impávidos ante la soledad de los Buendía
tiempo muerto esperando la carta que jamás llega a la puerta.
Remedios la Bella difícilmente asimila los piropos del poeta monárquico
Mutis la enamora con el magnífico carruaje bordado de azul y oro,
donde Napoleón ostentaba el poderío.
Pero ella prefiere retozar desnuda en sus sueños libres de pesadilla
desde la nostálgica Aracataca,
los sueños transitaron difíciles caminos
en busca del relicario seguro para su talento;
finísima estampilla encerrada en el nicho de una cápsula
los gélidos vientos de Estocolmo
cincelaron la efigie
del nobel medallón.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia