Los toneles del mutismo
vertieron cataratas de silencio,
sobre la senda de este poeta.
Las ráfagas del lenguaje florecido
se escapan de sus labios,
pero existe un mutismo recóndito
que desafía la libertad poética proclamada por Demóstenes.
Los escondrijos del silencio atrapados hace tiempo
en escuela y hogar lo obligan a permanecer
mudo
su lengua sitibunda
no encuentra las palabras adecuadas,
el hábitat al que pertenece
maneja un lenguaje múltiple
pensando en términos de categorías que se diluyen rápido,
se necesitaría un intérprete para hacerse entender de forma fácil...
De niño el profesor lo atacó por hacer de la lengua un jardín
impúdico temor a la belleza del lenguaje,
creía que era peligroso porque escribía muy bien
y la bruma de una juventud nebulosa
hizo un nido en su frente pálida,
es algo que no puede explicar,
algo que viene en olas
y trae el vértigo del oleaje místico;
y al estrellarse en las rocas
toma la forma de marea mítica
no se sabe si es misticismo férvido
o volcánicas sacudidas de miticismo...
Aunque su mente no es clara
porque tiene una neblina en su cabeza,
una neblina que aparece como corona de ideas brumosas
los relámpagos de la poesía,
le devuelven la claridad mental
y desde la tranquilidad de un ambiente bucólico
explora la agitación
de la gran ciudad.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia