La laguna de agua salobre
desató los nudos del cordón litoral,
colinas y pantanos fueron bordeados al norte
con un relámpago azul quedando iluminadas
las costas bajas de marismas.

El gran danés dormía la siesta perruna
ignorando la polémica desatada entre la maraña de cordones litorales,
y las islas esparcidas en el océano frío;
discusión acerca de la disyuntiva histórica
jamás solucionada de forma consciente;
de que si el ámbar nacido en el golfo de la filosofía
y transportado lejos por esquifes viajeros;
tenía una raíz platónica
o si el brillo eléctrico y dorado
era de origen aristotélico,
algo tan anómalo
como una albufera separada del mar por un cordón de lana.

Al otro lado de la albufera
y a manera de monólogo interior,
hablaba el ángel con el caballero andante;
el zaguán fue testigo de aquella conversación
parecida a un soliloquio entre dos islas,
y que recordaba de forma abstracta
a aquel diálogo entre el apóstol y el centauro.

La túnica blanca y los zapatos rojos
iluminaban la estancia,
el caballero curtido por las batallas
rememoraba ante la presencia seráfica,
la valoración de último minuto
de las faltas de un prestamista inglés;
que lucía idéntico al retrato del banquero
salido del pincel de Amberger.
Las críticas del ángel
se enfilaron contra el horóscopo colocado en el alféizar de la ventana,
donde Júpiter ascendía desde la carta astral
mientras la copa de cristal rebosaba
un líquido de color rubí
a un lado del prestamista retratado.

Las mismas batarías rebatieron
al símbolo geométrico de la escarpela,
que su interlocutor llevaba prendido en la casaca;
según el ángel había sido inspirado por el carácter de aquel banquero
aferrado a una necesidad de absorber ganancias sin límites;
-talismán semejante a la turbina del reactor-
trío de triángulos entrelazados
formando un trisquel;
que absorbía vidas de guerreros en la batalla
resabios de nórdico paganismo
arropados con el complejo de los bárbaros.

El diálogo fuera de serie
continuaba resonando en el zaguán,
y producía la sensación de ensueño
de las conversaciones secretas;
realizadas en los fiordos hiperbóreos
donde no se sabe a ciencia cierta
quien se levantará primero
de la mesa.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia